Actualmente el mundo entero se enfrenta a esta realidad en el 2020, los impactos a corto plazo en el ámbito económico, actividad empresarial, y el comportamiento social son innegables. La trayectoria exacta del segundo semestre el año es aún desconocida.
La dificultad para frenar la expansión de la epidemia ha obligado a los gobiernos a aplicar medidas extraordinarias, como cerrar edificios públicos, empresas y comercios, además de limitar la movilidad.
Por lo tanto es importante prepararnos para el futuro, tomando las medidas y estratégias necesarias para llevar a cabo un plan de acción, y no dejarlo todo a la suerte o circunstancias externas.
En una situación como esta, los estados se ven obligados a inyectar grandes cantidades de dinero, para que el sistema siga funcionando: por ejemplo, que las personas que se han quedado temporalmente sin trabajo sigan cobrando para poder pagar las facturas, o que las empresas que no pueden producir puedan pagar a sus trabajadores.
Además, para combatir la epidemia y limitar los efectos que pueda tener sobre la economía, los expertos recomiendan también aumentar los recursos del sector sanitario.
En toda esta situación, no obstante, las empresas del sector farmacéutico, están viendo cómo sus acciones crecen y ganan dinero, principalmente aquellas que se dedican a investigar una vacuna para el coronavirus.
Dentro de las empresas, la salud y bienestar de sus empleados, deberán ser una prioridad, así como la rápida recuperación en sus procesos operativos en el mediano plazo, ante eventos como este. Las corporaciones deberán volverse ágiles y flexibles.
Las inversiones, es probable que se desaceleren este primer semestre del año, siendo los sectores minoristas y turístico, los mas afectados.
En cuanto a la industria inmobiliaria, como lo ha mostrado la historia a través del tiempo, continua ofreciendo retornos atractivos, en comparación con otros activos.
Las rentas a corto plazo y los espacios de trabajo también han sido afectados, promoviendo así, el trabajo remoto o desde casa, impulsará también la inversión en tecnologías de colaboración.
La interrupción de las cadenas de suministros mundiales, es el principal efecto en el sector industrial. La reducción de la actividad, en los principales puertos de entrada y aeropuertos, esta provocando la caída de las tasas de utilización y los recursos inactivos.
Es probable que esta desaceleración, provoque acelerar el uso de automatización y robots en las operaciones y reducir la dependencia del sector, en la mano de obra.
La crisis producida por el coronavirus también ha provocado un descenso en la demanda de petróleo, ya que la actividad industrial y doméstica se ha ralentizado en muchos países a causa de las medidas de control.
Además de consumir menos combustible por la situación de pandemia, hay otro factor que influye en el precio del petróleo: la batalla interna entre Rusia y Arabia Saudí, que son los dos mayores productores de petróleo del mundo.
El petróleo tiene una gran afluencia en la economía mundial, y estos productores tenían un acuerdo para no perjudicarse: coordinaban la producción y venta de barriles para no competir.
Sin embargo, en un contexto de crisis como la pandemia de coronavirus, Rusia ha visto una oportunidad para aventajarse a los Estados Unidos (su eterno rival) y ha decidido romper el acuerdo e ir por libre. Como respuesta, Arabia Saudita ha decido bajar el precio de su petróleo para vender más.
Ante este escenario, los gobiernos y algunas empresas, están tomando medidas económicas, fiscales y monetarias, que implican aumentar el gasto social, bajar las tasas de interés, intervenir los mercados de tipo de cambio, suspensión de cobros de créditos bancarios, provisión de líneas de crédito para el pago de los salarios de las compañías, congelamiento del recargo por no pago en los servicios de agua, y acciones para evitar el desabastecimiento de bienes básicos, entre otras.
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Referencias:
Elprofesionalinmobiliario (revista AMPI Marzo2020), lavanguardia,com, cepal,org
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